El
notario ser Petrarco, deseoso de que su hijo Francesco llegara a ser un buen
abogado, le puso en sus manos las obras de Cicerón como modelo de oratoria
jurídica. En la mente del niño se realizó un milagro y sus ojos infantiles,
frente a los escritos del gran orador, vieron lo que hacía siglos que la
humanidad no había acertado a distinguir: una prosa bellísima, un puro arte de
bien decir y el legado espiritual de un romano. El arte de Petraraca se
fundamenta en el cultivo consciente e intencionado del latín clásico como
expresión perfecta de la prosa y el verso. La obra latina de nuestro escritor,
extensísima y para él de mucho mayor alcance que sus poemas en italiano, es en
principio la obra de un inteligente erudito.
Petrarca
vivió convencido de la excelencia de su arte y de que su nombre sería famosos
en el futuro; pero, equivocadamente, suponía que su fama se debería a sus obras
en latín (…) Pero fueron sus poesías en italiano las que hicieron que Petrarca
tuviera seguidores en la lírica de toda Europa y que su voz llegue todavía
hasta nosotros y nos haga partícipes de sus sentimientos, de su delicadeza y de
su pasión.
Historia de
literatura universal.
Martín de Riquer y José María Valverde
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.